ABDOMEN
Desde el punto de vista del examen del abdomen,
conviene tener presente las estructuras que están contenidas en él y la forma
de reconocerlas: su ubicación, tamaño y las alteraciones que pueden presentar.
En el abdomen se ubica gran parte del sistema
digestivo, incluyendo el tubo digestivo, hígado, vesícula, páncreas; los
riñones y estructuras urológicas; las glándulas suprarrenales, el bazo; y en la
mujer, su sistema reproductivo, incluyendo ovarios, trompas y útero. Cada una
de estas estructuras tiene una ubicación y tamaño, desempeña funciones y es
fuente de alteraciones y enfermedades. El detalle conviene revisarlo en textos
de anatomía y fisiopatología.
Algunos puntos de referencia del abdomen son: los
rebordes costales, el apéndice xifoides, el ombligo, las espinas ilíacas
anterosuperior en cada lado, las regiones inguinales y el borde superior del
pubis.
Para describir la ubicación de los hallazgos del
examen físico, el abdomen se divide en cuatro o en nueve secciones. En el
primer caso, se trazan dos líneas imaginarias perpendiculares que pasan por el
ombligo y delimitan cuatro cuadrantes: superior derecho e izquierdo, e inferior
derecho e izquierdo. Si se divide en nueve secciones o regiones, se trazan dos
líneas que en su extremo superior son la continuación de las líneas torácicas
medioclaviculares que hacia abajo llegan a los extremos laterales del pubis, y
dos líneas horizontales, pasando la primera por el punto inferior del reborde
costal a cada lado (10ª costilla), y la segunda, por las crestas ilíacas anterosuperiores.
Se constituyen así las siguientes regiones, de derecha a izquierda: en el
tercio más alto: hipocondrio derecho, epigastrio e hipocondrio izquierdo; en el
tercio medio: flanco derecho, región umbilical y flanco izquierdo; en el tercio
inferior: fosa ilíaca derecha, hipogastrio y fosa ilíaca izquierda.
Usando las divisiones anteriores, conviene tener
presente la ubicación en la cual se encontrarían las distintas estructuras
intraabdominales, como se indica a continuación.
División
por cuadrantes:
·
Cuadrante superior
derecho: hígado y vesícula biliar; cabeza del páncreas, parte del riñón
derecho, glándula suprarrenal derecha, partes del tubo digestivo (ángulo
hepático del colon).
·
Cuadrante superior
izquierdo: bazo, lóbulo izquierdo del hígado, cuerpo y cola del páncreas, parte
del riñón izquierdo, glándula suprarrenal izquierda, partes del tubo digestivo
(ángulo esplénico del colon).
·
Cuadrante inferior
derecho: ciego y apéndice; ovario y trompa derecha; polo inferior del riñón y
uréter derecho; otras partes del tubo digestivo (colon ascendente), canal
inguinal.
·
Cuadrante inferior
izquierdo: colon sigmoides y parte del colon descendente; ovario y trompa
izquierda; polo inferior del riñón y uréter izquierdo, canal inguinal.
División en nueve regiones:
·
Hipocondrio derecho:
lóbulo hepático derecho, vesícula biliar, parte del riñón derecho, glándula
suprarrenal, ángulo hepático del colon.
·
Epigastrio: estómago,
duodeno, páncreas, parte del hígado, aorta, vena cava inferior.
·
Hipocondrio
izquierdo: bazo, cola del páncreas, ángulo esplénico del colon, polo superior
del riñón izquierdo, glándula suprarrenal.
·
Flanco derecho: parte
del riñón derecho y del colon ascendente.
·
Región umbilical:
porción inferior del duodeno, intestino delgado, aorta, vena cava inferior.
·
Flanco izquierdo:
parte del riñón izquierdo y del colon descendente.
·
Región ilíaca
derecha: ciego, apéndice, extremo inferior del íleon, ovario, desembocadura del
uréter, canal inguinal.
·
Región del
hipogastrio o suprapúbica: útero, vejiga, colon sigmoides.
·
Región ilíaca
izquierda: colon sigmoides, ovario, desembocadura del uréter, canal inguinal.
Examen del abdomen
Debe efectuarse con una iluminación adecuada y
exponiendo el abdomen en forma amplia de modo de efectuar una buena
observación, desde la parte baja del tórax hasta las regiones inguinales, pero
sin exponer los genitales externos para respetar el pudor del paciente. Este
debe estar en decúbito supino y es necesario que relaje al máximo su
musculatura abdominal. Para esto conviene que tenga sus brazos a los lados o
sobre el pecho, pero en ningún caso hacia arriba; la cabeza sobre una almohada
y, eventualmente, las piernas semiflectadas con una almohada bajo las rodillas.
El examen habitualmente se efectúa desde el lado derecho, pero conviene tener
destrezas para examinar desde ambos lados.
No hay que olvidar de examinar las regiones
inguinales (p.ej.: una pequeña hernia crural puede ser la explicación de una
obstrucción intestinal).
En tiempos fríos, es necesario cuidar que las manos
y el estetoscopio estén templados de modo que el paciente no tenga sobresaltos.
Puede ser necesario lavarse las manos con agua caliente, frotárselas, o
comenzar el examen palpando sobre la camisa del paciente hasta sentir las manos
más tibias y entonces descubrir el abdomen. En personas que sufren de
cosquillas conviene mover las manos lentamente, evitando movimientos bruscos e
inesperados; al principio el examinador podría colocar su mano sobre la del
paciente y comenzar a examinar de esta forma, y después de unos instantes pasar
al examen directo.
Las zonas en las cuales puede haber dolor conviene
examinarlas al final.
Inspección
Interesa ver la forma del abdomen, si existen zonas
solevantadas bajo las cuales pueda haber un proceso expansivo, los movimientos
respiratorios, si existen cicatrices o hernias. También puede ser importante
fijarse en la presencia de manchas o lesiones de la piel, en la distribución
del vello, o si existe circulación colateral anormal.
Los movimientos respiratorios se aprecian en la
parte alta del abdomen. Lo normal es que con la inspiración se produzca un
abombamiento de esta zona debido al descenso del diafragma que presiona y
empuja las vísceras. En casos de insuficiencia respiratoria o parálisis
diafragmática, en vez de un abombamiento puede ocurrir una depresión si el
diafragma es arrastrado hacia arriba por la presión negativa que se genera dentro
del tórax (respiración paradojal). En la parte alta del abdomen se puede
observar, especialmente en personas delgada, un latido transmitido desde la
aorta descendente.
En personas muy delgadas es posible ver movimientos
peristálticos de asas intestinales. Esto es más evidente cuando existe una
obstrucción intestinal aguda que se asocia a distensión del intestino y aumento
del peristaltismo.
Auscultación
Lo que se trata de auscultar son ruidos que derivan
de la movilidad del intestino y posibles soplos vasculares. Se efectúa antes de
la percusión y la palpación ya que éstas pueden alterar los ruidos intestinaleso ruidos
hidroaéreos. La auscultación debe ser metódica y
cubrir los distintos cuadrantes del abdomen.
Percusión
Normalmente al percutir el abdomen se escuchan
ruidos sonoros que reflejan el contenido de aire en el tubo digestivo.
Frente a un abdomen distendido, la percusión puede
ayudar a diferenciar si la distensión es por acumulación de gas (meteorismo),
líquido en el peritoneo (ascitis), o un aumento de volumen anormal (tumor,
globo vesical, útero miomatoso, etc.).
Si el problema es acumulación de gas, se escucha
una hipersonoridad o un timpanismo.
Palpación
La palpación se comienza efectuando una palpación superficial mediante
la cual se buscan puntos dolorosos y se evalúa si la pared abdominal es
depresible. Cuando existe resistencia muscular, puede ser voluntaria o
involuntaria. En el primer caso puede deberse a tensión nerviosa, temor a
sentir dolor, frío o cosquillas. Es necesario tranquilizar al paciente y
solicitarle que se relaje. El examinador debe poner su antebrazo y mano en
posición horizontal, y los dedos van examinando ejerciendo una presión suave y
uniforme. Se recorre el abdomen en todos sus cuadrantes teniendo presente qué
se puede llegar a palpar en cada sector de acuerdo a la anatomía normal. Cuando
existe resistencia muscular involuntaria el abdomen se encuentra rígido, poco
depresible. La rigidez puede ser difusa (p.ej.: peritonitis generalizada) o
localizada (p.ej.: apendicitis aguda contenida). Algunos cuadros neurológicos
impiden al paciente relajar bien su abdomen (p.ej.: tétanos, demencia).
A continuación se efectúan una palpación profunda mediante
la cual se identifican con más detalles las estructuras intraabdominales. Es
frecuente que se pueda desencadenar una molestia al presionar sobre el ciego,
colon sigmoides, aorta, línea media bajo el xifoides. Al repetir la palpación
con cuidado es posible que la molestia no se repita. La palpación profunda se
puede efectuar con una o las dos manos. Al usar ambas manos se coloca una sobre
la otra, de modo que la de más arriba ejerce la presión y la de abajo efectúa
la palpación. En obesos esta técnica puede resultar conveniente. Algunas
personas prefieren palpar colocando una mano al lado de la otra.
Al sentir una masa se debe precisar
su localización, tamaño, forma, consistencia, sensibilidad, pulsación,
movilidad y movimientos con la respiración
Puntos dolorosos:
Cada afección duele en sitios específicos.
Algunos de ellos son:
·
Apendicitis: lateral al punto medio de una línea imagine el ombligo
y la espina ilíaca ántero-superior.
·
Colecistitis aguda: bajo el reborde costal derecho, lateral al borde externo del
músculo recto abdominal .
·
Diverticulitis: duele en el cuadrante inferior izquierdo o la fosa ilíaca y el
flanco izquierdo.
Las peritonitis se deben a una irritación del
peritoneo. Con frecuencia se deben a la perforación de una víscera hueca (por
ejemplo, como complicación de una apendicitis o por perforación del intestino).
Puede ser localizada o difusa, según el proceso logre ser contenido o no.
El abdomen en estas condiciones es muy
sensible y una palpación suave es capaz de desencadenar dolor. Incluso, las
sacudidas que se producen al percutir el abdomen desencadenan dolor.
También cuando el paciente tose. Se
encuentra un signo que tiende a ser bastante característico que consiste que
después de presionar el abdomen y soltar bruscamente, la persona experimenta un
intenso dolor. Este es elsigno de Blumberg. Duele más al retirar la
presión que al ejercerla.
Existen cierto número de pruebas especiales que en casos determinados pueden ser muy útiles para aclarar el diagnostico.
Las manifestaciones de esta
enfermedad son innumerables. Puede simular casi todos los demás procesos
abdominales agudos. Las diferencias de localización del apéndice, y de
extensión e intensidad del progreso del proceso inflamatorio, explican la gran
variedad de síndrome clínicos.
Existen cierto número de pruebas especiales que en casos determinados pueden ser muy útiles para aclarar el diagnostico.
Dolor de Rebote. Este signo se
descubre ejerciendo presión intensa sobre el vientre en un lado lejos de la
zona donde se sospecha un proceso inflamatorio agudo, y luego suprimiendo
bruscamente tal presión. Cuando la pared abdominal regresa rápidamente a su
posición normal, el paciente percibe un dolor agudo en la zona donde se ejerció
la presión o bien a nivel del proceso inflamatorio. El dolor de rebote referido
al lado opuesto, que es el de la lesión, constituye un dato confirmatorio de
irritación peritoneal aguda localizada a la zona dolorosa. Tiene igual
significado que el dolor al toser y merece mayor confianza, ya que se observa
en oasos en que la tos no provoca molestias.
El dolor de rebote referido al punto donde se ejerció
la presión en una zona cualquiera del abdomen indica irritación peritoneal
difusa. En caso de peritonitis difusa no procede utilizar esta maniobra, que
resulta muy dolorosa para el paciente. En caso dudosos, sobre todo en pacientes
obesos fuertemente musculados y que tienen epiplón grueso, este signo tiene
gran valor para determinar la extensión de un proceso inflamatorio.
Prueba del psoas iliaco. El paciente intenta flexionar Su muslo contra una
ligera presión ejercida por la mano del examinador. Se produce dolor sí hay un
proceso inflamatorio en contacto con el músculo psoas. Pueden descubrirse
grados ligeros de irritación haciendo que el paciente descanse sobre el lado
opuesto y extiende por completo el muslo del lado afectado.
Prueba del Obturador. Se flexiona el
muslo en ángulo recto y luego se gira hacia afuera y adentro. Puede despertarse
dolor hipogástrico sí hay una masa inflamatoria en contacto con el músculo
obturador interno. El signo puede ser positivo en caso de apendicitis pelviana
o de acumulación de líquido o sangre en la pelvis.
Percusión de la pared torácica anterior baja con el
puño. Puede obtenerse resultado positivo en diversos procesos, incluyendo la
hepatitis aguda. El signo es positivo en presencia de colecistitis aguda. Es
dato accesorio útil; sí es negativo, el examinador deberá tener cautela antes
de establecer el diagnóstico de inflamación abdominal aguda alta.
Signo del dolor contralateral. A veces puede ser difícil distinguir entre un
proceso torácico que causa dolor y rigidez abdominales y un proceso
inflamatorio en un cuadrante alto del abdomen. La presión en un cuadrante alto
del abdomen ejercida profundamente y en dirección al lado afectado muchas veces
produce dolor si la enfermedad es intraabdominal; no lo causa si el proceso se
halla por encima del diafragma.
Paro inspiratorio (Murphy). Es signo excelente de colecistitis aguda. Se dice al paciente que
inspire profundamente y al mismo tiempo se ejerce presión intensa contra la
pared abdominal en la región de la vesícula biliar. Como el hígado desciende,
la vesícula es llevada en contacto de los dedos del examinador. El paciente
experimenta un dolor agudo y la inspiración se interrumpe bruscamente.
Color azulado del ombligo
(Cullen). Puede observarse tinte azulado de la piel del ombligo en caso de
hemoperitoneo extenso. El fenómeno fue descrito originalmente como signo de
embarazo ectópico roto. Puede observarse en cualquier proceso que cause salida
de un volumen considerable de sangre a la cavidad abdominal. Su ausencia no
excluye la hemorragia intraperitoneal.
Apendicitis Aguda
Inflamación aguda del
apéndice cecal, que produce abdomen agudo en la fosa iliaca derecha.
Hígado
El hígado se ubica preferentemente en la
región del hipocondrio derecho, pero su lóbulo izquierdo se proyecta al
epigastrio.
Al examinarlo se determina:
·
El borde inferior
·
La proyección hepática (o sea, la distancia entre el límite
superior y el borde inferior, lo que da una idea de su tamaño)
Determinación del límite superior
del hígado:
Se efectúa fundamentalmente mediante
percusión. Se percute a nivel de la línea medio clavicular, desde los pulmones
(área sonora) hacia el hígado. En el punto que el sonido cambia de sonoro a
mate se ubica el límite superior del hígado. Esa ubicación se precisa contando
el espacio intercostal correspondiente partiendo desde el segundo espacio
intercostal (que está a la altura del ángulo de Louis) hacia abajo. Lo normal
es que esté a nivel del quinto espacio intercostal derecho, en la línea medio
clavicular.
De lo anterior se puede ver que el hígado en contacto con la pared abdominal da una matidez. Este signo podría no encontrarse si se interpone un asa de colon entre el hígado y la pared. También se pierde la matidez hepática en cuadros de pneumoperitoneo en que entre aire a la cavidad peritoneal (por ejemplo, en una perforación gástrica o intestinal).
De lo anterior se puede ver que el hígado en contacto con la pared abdominal da una matidez. Este signo podría no encontrarse si se interpone un asa de colon entre el hígado y la pared. También se pierde la matidez hepática en cuadros de pneumoperitoneo en que entre aire a la cavidad peritoneal (por ejemplo, en una perforación gástrica o intestinal).
Determinación del borde inferior
del hígado:
Se efectúa mediante la palpación. Estando
el paciente en decúbito dorsal, se va con la mano al encuentro del borde
inferior al momento que el paciente efectúa una inspiración. Algunas personas
prefieren palpar con la punta de sus dedos, con la mano en dirección al tórax.
Otros lo hacen enganchando el borde inferior con la mano en dirección al
abdomen y los dedos flectados. Conviene partir palpando unos cuantos
centímetros porabajo del reborde costal e ir subiendo hasta lograr sentir el
borde inferior.
·
En la cirrosis hepática el borde es más cortante y la consistencia
es más dura.
·
Si fuera un hígado tumoral, se podría encontrar grande, firme y
nodular.
·
Si se trata de un paciente con insuficiencia cardiaca, se puede
llegar a palpar un borde redondo, blando y podría ser algo sensible a la
palpación.
·
En cuadros de hepatitis aguda muchas veces se logra palpar el
borde inferior blando y doloroso a la palpación.
·
Una variante anatómica que se considera normal es el lóbulo de Riedel que consiste en una lengüeta del
lóbulo derecho del hígado que desciende hasta al cresta ilíaca.
Examen de la Vesícula biliar
Normalmente no se palpa. Cuando se
inflama (colecistitis), el signo cardinal es el dolor que aumenta con la
palpación (signo de Murphy positivo). En estados más avanzados el
proceso inflamatorio lleva a una reacción local de los tejidos vecinos y se
forma unplastrón vesicular. En estos casos se palpa una masa subcostal,
dolorosa, de límites difíciles de precisar. Incluso, puede ser difícil de
diferencia de un tumor de la vía biliar. A veces la vesícula está dilatada por
obstrucción del conducto cístico o a nivel del bacinete por un cálculo y se
palpa como una “pera” (hidrops vesicular).
Una palpación parecida podría ocurrir si existe una obstrucción a nivel de la ampolla de Vater por un tumor (signo de Courvoisier): estas vesículas habitualmente no duelen y el paciente está ictérico.
Una palpación parecida podría ocurrir si existe una obstrucción a nivel de la ampolla de Vater por un tumor (signo de Courvoisier): estas vesículas habitualmente no duelen y el paciente está ictérico.
Examen del bazo
El bazo también se explora mediante la
percusión y la palpación. Se encuentra bajo la parrilla costal, entre la 6ª y
la 10ª costilla, a nivel de la línea medio axilar, en una posición oblicua. Lo
habitual es pedir al paciente que respire profundo e ir al encuentro del polo
inferior con la punta de los dedos (con la inspiración se contrae el diafragma
y el bazo desciende). Normalmente no se palpa en adultos, salvo excepciones.
Esto hace que cuando es posible palpar el polo inferior se piense que existe
una esplenomegalia. En
distintas condiciones se puede presentar un bazo grande: hipertensión portal
(que determina una congestión venosa), tumores (ej.: linfoma, leucemia mieloide
crónica), infecciones (ej.: endocarditis bacteriana, fiebre tifoídea),
hemólisis crónicas, etc.
Cuando no es posible palpar el polo inferior, se puede recurrir a la percusión del área esplénica a nivel de la línea medio axilar, percutiendo un poco por delante y por detrás
Cuando no es posible palpar el polo inferior, se puede recurrir a la percusión del área esplénica a nivel de la línea medio axilar, percutiendo un poco por delante y por detrás
Si el bazo no se logra palpar en decúbito
dorsal, se puede recurrir a poner al paciente en decúbito lateral derecho (se
le pide que flecte un poco su pierna izquierda y relaje la pared abdominal). En
esa posición (conocida como posición
de Shuster), y ubicándose por detrás del enfermo, se intenta enganchar el
polo inferior del bazo durante una inspiración profunda.
Examen de los riñones
Examen de los riñones
Se ubican en la parte más
posterior del abdomen (en el retroperitoneo). Se examinan mediante la
palpación. Generalmente no se logran palpar, salvo en personas delgadas. El
riñón derecho se ubica un poco más bajo que el izquierdo y su polo inferior
tiene más posibilidades de palparse (el resto de los riñones queda bajo la
parrilla costal).
Cuando alguno de ellos está aumentado de tamaño es más factible que se pueda palpar (por ejemplo, en hidronefrosis, riñón poliquístico, tumor renal, etc.).
Para examinarlos, el examinador trata de palparlos poniendo una mano bajo la región lumbar y la otra sobre el flanco: se ejerce presión entre las dos manos y se trata de sentir si se interpone una “masa” compatible con el polo inferior de alguno de los riñones. La posición de las manos depende del lado que se ubique el examinador. Se habla que la “masa” tiene contacto lumbar cuando al empujar hacia arriba, el movimiento se transmite hacia la mano superior. Este signo es bastante propio de los riñones.
Cuando alguno de ellos está aumentado de tamaño es más factible que se pueda palpar (por ejemplo, en hidronefrosis, riñón poliquístico, tumor renal, etc.).
Para examinarlos, el examinador trata de palparlos poniendo una mano bajo la región lumbar y la otra sobre el flanco: se ejerce presión entre las dos manos y se trata de sentir si se interpone una “masa” compatible con el polo inferior de alguno de los riñones. La posición de las manos depende del lado que se ubique el examinador. Se habla que la “masa” tiene contacto lumbar cuando al empujar hacia arriba, el movimiento se transmite hacia la mano superior. Este signo es bastante propio de los riñones.
Otro signo que se busca en el examen de
los riñones es la puño percusión; rinde especialmente en cuadros de
pielonefritis aguda. Estando el paciente sentado, se golpea con la mano en
forma de puño sobre las fosas lumbares. Cuando existe una inflamación aguda del
uno de los riñones se desencadena dolor.
Examen de las regiones inguinales
Una de las partes que con alguna
frecuencia no son examinadas bien son las regiones inguinales porque se despeja
el abdomen solamente hasta ese nivel. Con esto se pueden escapar del examen
físico alteraciones como las hernias y adenopatías de esta región.
Hernias inguinales y crurales
En el trayecto del canal inguinal pueden
aparecer dos tipos de hernias:
·
Hernias inguinales indirectas (porque protruyen por el anillo
inguinal interno y bajan por el canal inguinal). Son más frecuentes en niños y
jóvenes de sexo masculino.
·
Hernias inguinales directas (porque protruyen a través de la
pared posterior del canal inguinal). Son más frecuentes en personas mayores.
·
Si el contenido de estas hernias desciende en el hombre hasta el
escroto, se habla de una hernia
inguino-escrotal.
Por debajo del ligamento inguinal y medial
a los vasos femorales, puede aparecer una hernia pequeñita, pero que puede dar
problemas grandes si se atasca (ej.: obstrucción intestinal) y es la hernia crural o femoral.
Es más frecuente en mujeres de la tercera edad.
Estas hernias se examinan mediante la
inspección y la palpación. Conviene solicitar al paciente que puje. También
ayuda mucho repetir el examen estando el paciente de pie y solicitándole que
puje. Con esto las hernias tienden a protruir y se vuelven más evidentes.
Al presionar una hernia que no está
complicada, es posible reducirla y desplazar el contenido de ella hacia el
interior de la cavidad abdominal. Muchas veces esto se acompaña con una
sensación palpable de desplazamiento y ocasionalmente, gorgoteo, que ayuda
mucho a convencerse que se trata de una hernia.
Una hernia atascada es aquella que no se puede
reducir (que los tejidos vuelvan a su sitio original). Una hernia estrangulada
tiene además la condición de poder tener compromiso vascular y por lo tanto no
se debe intentar reducir.
Tacto rectal
El tacto rectal debe ser considerado como
parte del examen del abdomen ya que puede aportar información valiosa.
·
En decúbito lateral, habitualmente sobre el lado izquierdo:
_con la extremidad de más abajo extendida y la de más arriba semiflectada (posición de Sims)
_con ambas piernas flectadas a nivel de las caderas y rodillas
_con la extremidad de más abajo extendida y la de más arriba semiflectada (posición de Sims)
_con ambas piernas flectadas a nivel de las caderas y rodillas
·
Estando el paciente en decúbito dorsal con ambas extremidades
inferiores flectadas y separadas
·
Estando el paciente boca abajo:
_De pie, inclinado hacia delante y apoyando sus manos o codos sobre la camilla
_En una posición genupectoral (apoyándose sobre las rodillas y codos)
_De pie, inclinado hacia delante y apoyando sus manos o codos sobre la camilla
_En una posición genupectoral (apoyándose sobre las rodillas y codos)
Cualquiera sea la posición elegida, se
debe respetar el pudor del paciente.
En la inspección de la región anal se
aprecia el aspecto de la piel y alteraciones que puedan existir: hemorroides
externos, fisuras, orificios de fístulas perianales, etc. En algunas ocasiones
se le solicita al paciente que puje para ver si se produce un prolapso rectal o
se asoman hemorroides internos.
Luego se efectúa la palpación colocándose
un guante desechable y lubricando el dedo índice con vaselina, dejando en la
punta un poco más. Antes de introducir el dedo, conviene lubricar un poco la
entrada del orificio anal. Luego se introduce con cuidado tratando de no
producir dolor. En la entrada se aprecia el tono del esfínter anal (presión que
ejerce sobre el dígito). Si el examen provoca dolor, o en personas muy tensas,
el tono aumenta; en cambio, en ancianos o pacientes con lesiones neurológicas,
se encuentra disminuido.
Introducido el dedo, se aprecia la cavidad
de la ampolla rectal, sus paredes y el contenido de deposiciones. En los
hombres, en la pared anterior, se palpa la próstata, y en las mujeres, el
cuello del útero. Es importante fijarse si existe alguna estrechez, dureza o
crecimiento exofítico en las paredes de la ampolla que sugiera del crecimiento
de un tumor. En las apendicitis aguda, se desencadena dolor la presionar hacia
la pared derecha.
La próstata, en condiciones normales, se
palpa como una nuez de un diámetro de unos 3 a 4 cm. Se distinguen dos lóbulos laterales y un
surco central. La superficie es lisa y la consistencia cauchosa. A veces se
palpan las vesículas seminales en la región más alta. Es frecuente que con los
años, especialmente pasados los 50 años, la próstata crezca llegando en algunas
personas a constituir un adenoma
prostático. Cuando se palpan durezas o crecimientos como nódulos se debe
pensar en la posibilidad de un cáncer
de la próstata.
El aspecto de la deposición que mancha el
dedo del guante al terminar el examen puede ayudar especialmente cuando existe
la sospecha que el paciente esté sangrando:
·
se aprecia sangre fresca, roja, si el sangramiento es bajo
·
la deposición es de color negro cuando existe una hemorragia
digestiva
a veces, aunque la deposición aparece de aspecto normal, puede ser
aconsejable efectuar un test de sangre oculta (test de Weber o de Guayaco): en
un tarjetón diseñado para esa finalidad, se pone un poco de deposición sobre la
que se agrega un reactivo
químico y si existe sangre se produce un cambio de color.
químico y si existe sangre se produce un cambio de color.
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